domingo, 8 de diciembre de 2013

A TENER EN CUENTA...

LA TRAZABILIDAD

Aunque es un término desconocido para la gran mayoría de nosotros, hemos de tenerlo muy encuenta a la hora de elegir los alimentos que integrarán nuestro menú.

La trazabilidad es la posibilidad de encontrar y seguir el rastro, a través de todas las etapas de producción, transformación y distribución, de un alimento, un pienso, un animal destinado a la producción de alimentos o una sustancia destinados a ser incorporados en alimento o piensos o con probabilidad de serlo. Es una herramienta que nos permite identificar y reconstruir el origen y el historial de un producto alimentario reconociendo todas las fases por las que pasa.

La trazabilidad aplicada a los alimentos significa poder hacer el seguimiento del camino que han hecho los alimentos desde el origen hasta el consumidor final. Nos ofrece una gran utilidad, pues aporta una gran información al consumidor sobre lo que adquiere, asegura la calidad de un producto, o facilita la retirada de un producto del mercado para el caso de un posible contagio. De este modo toda empresa dedicada a la actividad alimentaria, desde la granja hasta el punto de venta, debe registrar toda la información sobre el producto.


LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN

La Denominación de Origen es un concepto más conocido que el anterior. La Denominación de Origen es una calificación que se emplea para proteger legalmente ciertos alimentos que se producen en una zona determinada, contra productores de otras zonas que quisieran aprovechar el buen nombre que han creado los originales, en un largo tiempo de fabricación o cultivo.

Los productores que se acogen a la denominación de origen, se comprometen a mantener la calidad lo más alta posible y a mantener también ciertos usos tradicionales en la producción, como por ejemplo, en el caso del vino, en ciertas zonas se exige utilizar la uva tradicional de la zona. Asimismo, suele existir un organismo público regulador de la denominación de origen, que autoriza exhibir el distintivo a los productores de la zona que cumplen las reglas.


La ventaja fundamental de la denominación de origen es que garantiza al consumidor un nivel de calidad más o menos constante y unas características específicas. A cambio, los productores obtienen una protección legal contra la producción o elaboración de tales productos en otras zonas, aunque se utilicen los mismos ingredientes y procedimientos, que les permite influir sobre el precio final de éstos. También se señala que esta figura fomenta la organización del sector productivo y facilita el acceso de productores a mercados nacionales e internacionales.





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